"Lo cogieron (a José) y lo arrojaron a la fosa; la fosa estaba vacía, no había agua en ella" (Génesis 37:24).

Nuestros sabios tomaron nota de la aparente redundancia. Si la fosa estaba vacía, no tenía agua.

El Talmud dice que sí, que no tenía agua, pero sí serpientes y escorpiones. (Tratado de Shabat 22a)

Hay aquí una lección vital para nosotros. El agua simboliza la Torá. Dejar que nuestros depósitos espirituales se vacíen es peligroso. La naturaleza aborrece el vacío. Si nuestras mentes no están llenas de Torá, se llenarán de negatividad.

Si nos llenamos de Torá y de pensamientos espirituales positivos, no habrá lugar para la oscuridad. El Kotzker Rebbe diría que no evita el pecado tanto porque esté mal sino porque no hay tiempo. Estar ocupado con el aprendizaje, trabajando en nuestros rasgos de carácter y ayudando a los demás simplemente no nos deja tiempo para desviarnos del camino.

Por el rabino Michael Skobac

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