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Parashat Re'eh: La esencia de la fe

¿Alguna vez te has parado a pensar en el milagro de la existencia? Mira a tu alrededor: el cielo, los árboles, el intrincado diseño de una flor. ¿Qué lo sostiene todo, momento a momento? ¿Se trata de una creación estática, puesta en marcha hace mucho tiempo y abandonada a su suerte, o es una fuerza divina creadora y constante?

En la parasha de esta semana, Re'eh (Deuteronomio 12:30 - 13:19), la Torá detalla una serie de prohibiciones y leyes relativas a la adoración de ídolos, que se derivan de la falta de conciencia de Di-s Todopoderoso. El principio básico es: todo lo que niegue la profecía de Moisés, que recibió la Torá y los Siete Mandamientos en el Monte Sinaí, no debe ser creído.

No quemar personas, incluidos hijos e hijas, como ofrendas a dioses falsos. Esta cruel práctica era común entre los idólatras en la antigüedad. No creer a alguien que se presenta como profeta y ordena la adoración de otros dioses. Un falso profeta o una persona que incite a otros a la adoración de ídolos debe ser expulsado, y en los tiempos en que existan tribunales noájidas, puede ser sometido a un duro castigo. Dicho esto, la función principal de un tribunal noájida no es sólo castigar a los transgresores, sino también educar, guiar y garantizar que se cumpla el marco moral de las Siete Leyes Noájidas.

Di-s es la fuente de toda vida y existencia para todo en el universo-desde los cielos hasta cada pequeña criatura. No se trata sólo de que Di-s las creara una vez, sino de que les proporciona vida continuamente de forma continua. Esto significa que en cualquier momento, la creación es un acto de traer algo de la nada absoluta. Cada momento, la existencia de los cielos, la tierra y todos los seres vivos es un nuevo acto de creación. Es como si Di-s estuviera constantemente diciendo "sé" a cada partícula de existencia.

Así como el alma está contenida dentro del cuerpo y lo anima desde dentro, dándole su forma y función específicas, así también lo hace Di-s, Él llena el universo, dando vida a todas sus partes dentro de sus límites. Durante la redención, todas las naciones del mundo reconocerán la unidad de Di-s y Le adorarán juntas. Esta redención traerá la verdadera paz mundial, sin guerras ni destrucción. El mundo entero será llenado con el conocimiento de Di-s y la bondad.

Por el rabino Moshe Bernstein



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