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La santidad en lo cotidiano: Las Siete Leyes Noájidas como camino hacia la moderación espiritual
La santidad no es algo que resida en templos lejanos o en lo alto de montañas remotas, sino que se encuentra en nuestras decisiones cotidianas. Cada elección que hacemos -desde lo que decimos o comemos hasta cómo gestionamos nuestras emociones- encierra el potencial de la santidad. El concepto de santidad en la Torá no está reservado a profetas o sacerdotes, sino a cualquiera que esté dispuesto a vivir con determinación, disciplina y límites. Y no es sólo un llamamiento para el pueblo judío; las Siete Leyes Noájidas ofrecen un camino para que toda la humanidad camine con Dios. En esta entrada, exploraremos cómo estos principios éticos universales sirven como algo más que simples mandamientos: son un mapa espiritual que nos conduce hacia la santidad a través de actos de moderación.
El concepto de santidad en la Torá
En Levítico 11:45, la Torá ordena: "Seréis santos, porque yo soy santo". Este versículo aparece después de una lista de leyes dietéticas que los judíos deben seguir, pero ¿qué significa ser santo? La palabra hebrea para santidad, Kadushaproviene de la raíz de las letras kaf, dalet y shinque significa "apartar". La santidad no es sólo piedad o misticismo; es hacer distinciones entre lo puro y lo impuro, lo sagrado y lo profano.
Por ejemplo, ciertos elementos y lugares de la Torá se denominan kadosh (santos), como el Eretz HaKodesh (Tierra Santa) o la Am Kadosh (el Pueblo Santo). Estas cosas se distinguen del resto del mundo. Del mismo modo, cuando un hombre se desposa con una mujer en la ley judía, está haciendo una distinción: ella se aparta de todos los demás pretendientes potenciales. Esta separación y distinción son esenciales para comprender la santidad.
La santidad a través de la moderación
En un mundo a menudo definido por el exceso y la indulgencia, la santidad requiere límites. El rabino Moshe Chaim Luzzatto, en su obra Mesilat Yesharim (La senda de los justos), escribe: "Kadusha comienza con la separación y termina con el aferramiento a Di-s". Esto significa que primero nos santificamos creando límites, y luego utilizamos ese espacio para elevarnos y crecer espiritualmente.
Las Siete Leyes Noájidas, dadas a toda la humanidad, tratan de crear esos límites. Son más que un simple código legal - son una escalera al refinamiento espiritual, cada paso una elección para vivir con propósito y moderación.
Las siete leyes noájidas y su significado espiritual
- La prohibición de la idolatría: La idolatría no consiste sólo en estatuas o becerros de oro; consiste en sustituir la verdad por algo más fácil de entender o controlar. Es el impulso humano de adorar lo que podemos dominar, aunque sea falso. Rechazar la idolatría es una forma de decir: "No reduciré el infinito a algo que pueda controlar. Dejaré que D's sea D's". Este es el primer paso hacia la claridad espiritual y la contención del ego.
- La prohibición de la blasfemia: La palabra es poderosa. Puede crear, destruir, bendecir y maldecir. Blasfemar, en términos de la Torá, es degradar o maldecir el nombre de Dios. La Torá toma las palabras en serio, y usarlas descuidadamente contra la Divinidad es una forma de vandalismo espiritual. Al cuidar nuestra lengua, reconocemos la santidad del nombre de Di-s y la realidad última que representa.
- La prohibición del asesinato: Todo ser humano lleva la imagen de D'os, y quitar una vida es borrar esa imagen. Pero el asesinato no consiste sólo en matar físicamente, sino en cómo tratamos a los demás. La moderación, en este sentido, significa negarse a utilizar el poder para destruir a otros, incluso cuando tenemos la capacidad de hacerlo. También significa defender la dignidad y tratar a los demás con respeto, especialmente a los que son vulnerables.
- Prohibición del adulterio y la inmoralidad sexual: El deseo es sagrado, como el fuego, pero hay que contenerlo. Cuando se mantiene dentro de sus límites, proporciona calor y luz. Pero cuando se desborda, puede volverse destructivo. La Torá prohíbe ciertas relaciones para preservar la santidad de la confianza y los límites en las relaciones humanas. La contención en este ámbito no es represión; es elevación.
- Prohibición del robo: Robar no es sólo robar las posesiones de alguien; es tomar lo que no es tuyo, ya sea tiempo, crédito o dignidad. La santidad dice: "Lo que tengo es suficiente. Lo que no es mío está fuera de los límites". Este límite protege tanto al individuo como a la sociedad, fomentando el respeto y la dignidad para todos.
- Prohibición de comer un miembro de un animal vivo: Esta ley es una restricción del apetito. Nos enseña a no consumir con crueldad, a evitar alimentarnos a costa del sufrimiento de otro. La alimentación ética va más allá de lo que nos metemos en el cuerpo: incluye cómo tratamos a los animales y al medio ambiente. La moderación en este ámbito enseña compasión y administración de la tierra.
- La Mitzvá de Establecer Tribunales de Justicia: La justicia es esencial para que la sociedad funcione. Sin ella, reina el caos. La Ley Noájida exige el establecimiento de tribunales que garanticen la imparcialidad, la responsabilidad y el orden. La santidad prospera en entornos donde se defienden la verdad y la justicia. Al crear sistemas en los que prevalece la equidad, creamos espacio para que florezca la santidad.
Santidad y moderación en el mundo moderno
En nuestro mundo moderno, donde a menudo se celebran la indulgencia y el exceso, la llamada a la santidad a través de la moderación puede parecer revolucionaria. La moderación no consiste en negarnos el placer o la felicidad, sino en crear espacio para algo más elevado. Cada una de las Siete Leyes Noájidas nos enseña a vivir con intención, tomando decisiones que elevan nuestra vida espiritual y honran a la Divinidad.
Desde cuidar nuestra forma de hablar hasta practicar una alimentación ética, estas leyes nos proporcionan un mapa para navegar por una vida de santidad. Nos recuerdan que la santidad no se encuentra en los grandes momentos extraordinarios, sino en las pequeñas decisiones cotidianas que tomamos.
Conclusión
Las Siete Leyes Noájidas nos recuerdan que la santidad no se encuentra únicamente en los rituales, sino en cómo vivimos nuestra vida cotidiana. Practicando la moderación -ya sea a través de la palabra, los deseos o el poder- creamos espacio para una conexión más profunda con Di-s. Cada ley es una oportunidad para elevar nuestras vidas y crear límites sagrados que nos acerquen a la verdad divina. Al recorrer este camino de moderación, cultivamos una vida con propósito, significado y santidad. Que todos encontremos el coraje y la claridad para abrazar estos principios y caminar en Sus caminos.
Por el rabino Tani Burton
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